jueves, 28 de noviembre de 2013

LIMPIEZA HEPÁTICA


                                      

Se sabe que el hígado es el gran depurador del organismo; lo desintoxica y procesa todos los alimentos (como las grasas), medicamentos y sustancias químicas que ingerimos. De ahí la enorme importancia de mantener un hígado limpio y en buen funcionamiento. Con un hígado en mal estado es imposible encontrarse bien. Con la limpieza hepática su hígado dará un buen respiro y continuará felizmente con su trabajo de regulación del metabolismo y consumo de grasa.

Limpiar el hígado y la vesícula ayuda a restaurar las múltiples funciones del hígado y equilibra el peso corporal, además mejorará su sistema inmunológico.

Pueden detectarse síntomas de leve disfunción hepática incluso cuando los resultados de los análisis sanguíneos sean normales. Ya que los estudios sólo comprueban los daños en el hígado y no su funcionamiento.

Algunos síntomas característicos de un funcionamiento deficiente del hígado son:

·         Mala digestión.
·         Hinchazón del abdomen después de comer.
·         Estreñimiento.
·         Debilidad y fatiga crónica.          
·         Mal aliento.
·         Lengua manchada o blanca.
·         Ojos y piel amarrilla y manchas en la cara.
·         Problemas urinarios.    
·         Colesterol y cálculos biliares.
·         Gota y dolores articulares.
·         Exceso de peso y obesidad.
·         Desequilibrios hormonales.

Una mala alimentación y el abuso de medicamentos  rompen con el  equilibrio natural. Los órganos de nuestro cuerpo como el intestino o el estomago e incluso la sangre y la orina deben mantener un equilibrio o un pH adecuado para hacer sus funciones correctamente.  La sangre por ejemplo, tiene un pH de 7,38 más o menos; si bajara de esta cifra nos moriríamos. Sin embargo, seguimos viviendo y comiendo mal, y el cuerpo sigue adelante. Para evitar la muerte, nuestro cuerpo busca la manera de sobrevivir, y una de esas maneras es robando minerales alcalinos (calcio, magnesio, potasio) de otras partes para mantener el equilibrio tan necesario. Los huesos y dientes son la fuente principal de minerales alcalinos (calcio y magnesio) que contribuyen a mantener ese equilibrio perdido. Ahora entendemos porque tantas personas sufren en la actualidad de problemas osteoarticulares, su osteoporosis le está salvando la vida.    

Por naturaleza el estomago tiene un pH ácido ya que liberamos ácido clorhídrico, enzimas y hormonas para comenzar a digerir los alimentos; los medicamentos antiácidos y desinflamatorios como la aspirina desequilibran al estomago.

Los productos chatarra, alimentos procesados e industrializados también afectan el pH del estomago y al resto del sistema digestivo como el hígado, vesícula, páncreas, intestino delgado y grueso. El pH del intestino es alcalino –lo contrario de ácido- y un mal funcionamiento del hígado no permite que los alimentos que vienen del estomago, los cuales vienen con ácido clorhídrico, se conviertan en alcalinos produciendo estreñimiento, colitis, gastritis, frecuentes infecciones intestinales e incluso deficiencia del sistema nervioso e inmunológico.

La leche produce un pH ácido en el intestino, lo paraliza y lo convierte en un intestino perezoso y poco efectivo. El calcio que contiene la leche es poco asimilable y provoca más descalcificación.

La limpieza hepática es una terapia efectiva para reestablecer el balance del hígado, vesícula e incluso del intestino. Recupere su salud con la limpieza de su organismo y prevenga enfermedades.

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